Este es
un extracto muy acertado y muy explicativo, proveniente de una investigación
del IEPI (Instituto Ecuatoriano de Propiedad Intelectual). El cual nos da un
resumen de esa exhaustiva investigación donde se devela las grandes estafas que
se ha realizado a nuestro hermoso y megadiverso Ecuador, so pretexto de
investigación o ayuda, por parte de personas o entidades ajenas a nuestro país
que obviamente iban tras otros intereses muy lejanos del concepto de ayuda.
Piratas Terrestres y Globalizados
Robo, asalto, secuestro, ilegalidad,
abuso, maltrato, son algunos de los términos que se relacionan con los piratas
de antaño. Si la historia la trasladamos al presente nos encontramos en un
mundo globalizado en donde los buscadores de riquezas han dado lugar al término
biopiratería.
Varias organizaciones que trabajan en
la protección del ambiente, denominan a la biopiratería como “el acceso, uso
y/o aprovechamiento ilegal, irregular y/o inequitativo de recursos biológicos y
sus derivados, así como de los conocimientos tradicionales de los pueblos
indígenas asociados a ellos, en especial mediante uso de la propiedad
intelectual, con la finalidad de determinar derechos exclusivos sobre ellos”
Casos de biopiratería en el Ecuador
1.- AYAHUASCA UNA PATENTE REVOCADA
Indignación de los chamanes por convertir algo sagrado en un objeto del
mercado
La planta conocida como Ayahuasca
(Banisteriopsis caapi (Griseb.) Morton L., Malpighiaceae), un elemento esencial
de una potente mezcla alucinógena, utilizada desde siempre por los chamanes
indígenas en las ceremonias curativas tradicionales, fue patentada en 1986 por
la Oficina de Patentes y Marcas de los EEUU, concediendo los derechos a Loren
Miller, un hombre de negocios norteamericano, quien había recogido lo que se
describe en la solicitud de la patente como una variedad única de la planta de
la ayahuasca en Ecuador.
La patente describe posible valor
medicinal de la planta en el tratamiento de enfermedades como el cáncer y para
psicoterapia, además de aplicaciones en tratamiento del parkinsonianismo
post-encefálico y la angina de pecho. Menciona también propiedades
antisépticas, bactericidas, amebicinas y antihelmínticas. Como la planta se
utiliza con fines medicinales en el contexto de las ceremonias curativas
chamánicas tradicionales, el “rasgo innovador” de la patente se basó en las
características físicas “únicas” de la cepa descrita en ella, y no en sus
propiedades medicinales.
En marzo de 1.999, una delegación de
chamanes del Amazonas, vistiendo atuendos ceremoniales, plumas y collares,
junto a sus abogados especializados, presentaron una petición en la Oficina de
Patentes y Marcas de los EE.UU. (PTO), solicitando la reexaminación y la
revocación de la patente.
En noviembre de 1999, la PTO revocó la
controvertida patente, reconociendo que los chamanes amazónicos y el CIEL
(Centro para las Leyes Internacionales sobre el Medioambiente, Washington D.C.)
habían demostrado que la cepa de B. caapi descrita en la patente no se podía
distinguir de las cepas de B. caapi silvestres, y que, por lo tanto, la cepa no
era patentable.
Patente revocada que se restablece
Siendo este un evidente caso de
biopiratería, y a pesar de que la patente fue cancelada, el mundo y las
poblaciones indígenas, miran impotentes que la patente fue restablecida al
mismo Loren Miller, en el 2001.
Según información de la Confeniae, el
abogado del Ciel David Downes comentó que “la PTO necesita cambiar sus
reglamentos para prevenir solicitudes de patentes, en el futuro, a la sabiduría
tradicional y al empleo de plantas por los pueblos indígenas”. Además, apuntó
que “la PTO debe ya abordar sin rodeos la cuestión de si es ético o no que
solicitantes de patentes reclamen derechos particulares sobre una planta o
conocimiento que es sagrado para un grupo cultural o étnico”.
2.- .COMERCIALIZAN SANGRE HUAORANI
Los Huaorani y Taromenane viven desde
siempre en la parte oriental de Ecuador, en las provincias de Napo, Pastaza y
Orellana (zona del Parque nacional Yasuní). No se puede tener una noción
concreta de estos asentamientos, pues los Taromenanes son comunidades que no
han sido contactadas.
Su condición de grupos “puros” u
“originales”, ha despertado el interés de la comunidad científica, al igual que
las misiones religiosas han querido establecer algún nivel de contacto para
realizar sus acciones de evangelización y de investigaciones científicas. En
junio de 2010, se denunció por parte de miembros del pueblo huaorani, el
tráfico de sangre humana, con propósitos supuestamente científicos.
“Sangre rica y muy buena”
Según una información publicada el 14
de julio de 2012 en el Comercio de Quito, “la Defensoría del Pueblo abrió una
investigación sobre el supuesto uso ilegal de material genético de la
nacionalidad Huaorani por parte del instituto estadounidense Coriell, la
Escuela Médica Harvard (EE.UU.) y la compañía petrolera Maxus”.
De acuerdo a esta información, Pablo
Morales, representante de un grupo de la comunidad Huaorani, el 19 de junio de
2010, habría presentado ante la Defensoría “una queja en la que acusa al
instituto Coriell de poseer una base de muestras genéticas de esta nacionalidad
indígena y de venderlas ilegalmente”. La Defensoría del Pueblo, como
consecuencia de la denuncia, habría conversado con miembros de la comunidad
Huaorani, quienes habrían informado que “entre 1990 y 1991, un grupo de
brigadistas conformado por dos norteamericanos, entre ellos un médico de la
empresa petrolera Maxus, tomaron muestras de sangre de miembros de la comunidad
sin especificar cuál sería su uso. Pero la comunidad desconoce hasta hoy el
destino de dichas muestras”.
Según la nota, “Manuela Ima, de la
Asociación de Mujeres Waorani de la Amazonía (Amwae), relató que en esa época
se realizaron campañas de vacunación y luego se les extrajo sangre para
análisis médicos, pero nunca conocieron los resultados”. “A todos los de la
comunidad nos sacaron sangre, niños, mujeres, jóvenes”.
La Defensoría comprobó que el Instituto
Coriell posee ilegalmente desde el 18 de diciembre de 1991 muestras de sangre
de la nacionalidad y desde 1994 hasta la actualidad este laboratorio ha
distribuido un total de siete cultivos celulares y 36 muestras, a través de la
página: http://ccr.coriell.org, enviadas a instituciones de ocho países. Según
el organismo, esto violenta las disposiciones establecidas en la Constitución
del Ecuador, que establece en su Art. 66, numeral 3, literal d, “la prohibición
del uso de material genético y la experimentación científica que atente contra
los derechos humanos”.
“La Defensoría emitió una resolución
defensorial en la que declara que se han vulnerado los derechos a la identidad
cultural, al consentimiento previo, libre e informado para la extracción y uso
de recursos genéticos y el derecho a la identidad cultural y a la integridad
personal del pueblo huaorani”, concluye la nota de Diario El Comercio.
3.- EPIPEDOBATES TRICOLOR
La rana que supera a la morfina
Otro caso, conocido mundialmente, es el
aprovechamiento de las propiedades de la rana Epipedobates tricolor, que es una
variedad endémica, presente en el nor occidente del Ecuador, en las
estribaciones de los Andes.
En los años 70 un científico que
trabajaba para una institución de salud de EEUU, sacó del Ecuador, sin
autorización, 750 ejemplares de ranitas para extraer una medicina mucho
más potente que la morfina. Las leyes internacionales dicen que todo acceso y
uso que se realice de los recursos naturales de un país, sin cumplir los
procedimientos establecidos por la legislación vigente, constituye una
violación de la misma. Ecuador no registra ninguna solicitud ni autorización
concedida al científico John Daly, ni a la Institución Nacional de Salud de
EEUU para la que trabaja, para acceder ni sacar del país los 750 ejemplares de
ranitas Epipedobates tricolor (Epipedobates anthonyl). El efecto legal de lo
revisado, aplicado al caso que nos ocupa, y confirmados ciertos presupuestos
(los mismos que integran los cuerpos legales antes referidos), es que nos
encontraríamos ante un caso de BIOPIRATERÍA “Los estudios del científico John Daly
son innegablemente un importante aporte para la comunidad científica y la
sociedad global. Su no mención en la descripción de su invento y el
desconocimiento en el registro de la Patente 5,462,956 del origen de sus
inquietudes científicas (el conocimiento ancestral de nuestras comunidades
indígenas), así como el no compartir con Ecuador los beneficios comerciales de
los productos derivados de sus recursos genéticos, devendrían en causal de
nulidad de la patente y en el derecho del Estado”
“Ecuador es vulnerable a que su
biodiversidad se comercialice en el extranjero. Las leyes y la carencia de
investigación facilitan la propagación de este tipo de tráfico”.
Robar el conocimiento o la información
científica que un país pudiera tener para generar un producto de uso comercial
es biopiratería. Utilizar muestras de especies de la biodiversidad (animales,
humanes, plantas) para patentarlas posteriormente también es biopiratería. Y
Ecuador se enfrenta permanentemente a eso, a pesar de las leyes y los
convenios.
Por eso David Romo adjudica la
responsabilidad de lo que sucede a la legislación ecuatoriana. El codirector de
la Estación de Biodiversidad de la USFQ explica que las leyes están basadas en
un pensamiento de explotación norte-sur, lo que se traduce en una idea de que
quienes vienen de fuera lo hacen con un afán de aprovechamiento. Y gracias a
ello se da lugar al estancamiento de la investigación y a la proliferación de
la biopiratería.
Ecuador apetecido por los biopiratas
Por la ubicación geográfica, y pese a
ser uno de los países más pequeños de América Latina, nuestro país posee una
única, increíble e inigualable riqueza natural. Por su biodiversidad, Ecuador
ha sido calificado por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio
Ambiente, como uno de los 10 países más ricos y mega diversos del mundo.
Esta riqueza, también distribuida en
otros países de Sudamérica, tal es el caso de Perú, Brasil y Colombia, se ha
convertido en una zona muy apetecida por científicos estadounidenses y
europeos, los actuales vikingos terrestres, que durante siglos han aprovechado
la biodiversidad de nuestras tierras para luego comercializarlas en todo el
mundo, sin reconocer el origen ni los conocimientos ancestrales, utilizados
durante siglos por nuestros pueblos indígenas.
Tal parece que el conflicto actual se
ha convertido en una guerra por la ciencia y por la investigación, pues”el 90%
de los recursos genéticos se encuentran en el sur y el 90% de las patentes, se
encuentran en el norte”
¿Por qué un país como el nuestro, rico
en biodiversidad, no aprovecha científicamente sus recursos?
A pesar de que el actual gobierno se ha
empeñado en aumentar la inversión en ciencia y tecnología, los esfuerzos,
todavía no son suficientes. Antes se destinaba el 0.06 % del PIB, y durante el
actual Gobierno, se incrementó, a 0.47 % del PIB. La aspiración es llegar al 1%
de inversión que como mínimo sugieren todas las investigaciones a nivel mundial
para tener razonables recursos en ciencia y tecnología. Japón, destina el 3,1%
de su Producto Interno Bruto (PIB), en tanto que los Estados Unidos
invierte el 2,7% y la Comunidad Europea el 1,9%
Leyes internacionales contra la
biopiratería
En 1992 el Ecuador aprobó el Convenio de
las Naciones Unidas sobre la Diversidad Biológica, así mismo consta la Decisión
391: Régimen común sobre acceso a los recursos genéticos de un país para la
realización de cualquier tipo de proyecto, obligando a los científicos a
difundir los resultados de las investigaciones y su participación en el
beneficio del uso de los recursos.
Por otro lado, nuestro país es parte de
la Convención sobre el comercio internacional de especies amenazadas de fauna y
flora (1975), la cual establece que la exportación de cualquier espécimen de
una especie…requerirá la previa concesión y presentación de un permiso de
exportación, el cual únicamente se concederá una vez satisfechos previos
requisitos establecidos. Adicionalmente, el Ecuador está en proceso de
ratificación del Protocolo sobre Distribución Justa y Equitativa de beneficios
de los Recursos Genéticos y Conocimientos Tradicionales.
IEPI presentó proyecto de ley para
evitar la biopiratería
Trabajo de concienciación dentro de
comunidades como las shuar, tsáchila y otras agrupaciones indígenas asentadas
en la Costa, así como la elaboración de un proyecto de ley para la
protección de los conocimientos tradicionales, expresiones culturales y
recursos genéticos, son parte de los proyectos en los que trabaja la Dirección Nacional
de Obtenciones Vegetales y Conocimientos Tradicionales del Instituto Ecuatoriano de Propiedad Intelectual (IEPI) para evitar la biopiratería.
Siempre vamos a encontrar piratas de
tierra, mar (tal vez en un futuro hasta de aire), en busca de riquezas. Si
antes usurpaban oro, pieles, marfil, ahora intentan colonizar la investigación,
usurpando conocimientos y riqueza natural a estas tierras megadiversas.